HISHIRYO DESDE LA ENSEÑANZA DE LA TRADICIÓN SOTO
HISHIRYO (非思量) es una palabra antigua surgida y conocida en el entorno de la práctica mística zen. En el término HISHIRYO el prefijo HI (非) niega a la raíz de la palabra que la precede: SHIRYO (思量) , cuyo significado es pensamiento. Es decir, su traducción es NO PENSAMIENTO, pero esta es una interpretación reduccionista, puesto que no significa quedarse con la mente en blanco. Realmente y siendo más precisos significa PENSAMIENTO NO REFLEXIVO. Alude a un pensamiento espontáneo, instintivo e intuitivo.
Un concepto muy parecido, usado en el ámbito de las artes marciales es mushin (無心, donde mu es una partícula también negativa y shin espíritu, ánimo o intención. También es traducido de forma escueta por mente. Es dicir, designa a ausencia de mente, aunque una traducción más apropiada es ausencia de conciencia personal, puesto este concepto está relacionado con la fluidez en el movimiento y la acción durante el combate, donde la afectación y el ego controlador son un obstáculo que demora la respuesta de defensa o de ataque.
Volviendo a hishiryo, y dentro de su propio contexto zen, referido a un estado de consciencia expandido; hi significaría alto, más allá, lo absoluto, infinito. Con lo que este vocablo señalaría al pensamiento absoluto o pensamiento infinito; un pensamiento "más allá" de lo ordinario, tal como explicó el maestro zen Taisen Deshimaru en uno de sus libros. Así hishiryo se interpreta también como: “Pensar sin pensar, más allá del pensamiento”.
Hishiryo también es la palabra que designa el estado justo o correcto de la conciencia durante la práctica zen. El gran maestro japonés Dogen Zenji refiriendose a este estado mental indicó en una de sus enseñanzas a sus discípulos:
"Por favor, pensad desde el fondo del no-pensamiento. No penseis desde el fondo del pensamiento. Esto es hishiryo, el secreto del Zen".
La primera persona en utilizar este término según queda registrada en la historia fue el maestro zen chino Kanchi Sosan (¿-606). Lo empleó en su libro Shin Jin Mei o Poema en la Fe en el Espíritu (S. VII). Ahora bien, este término, extraordinariamente sutil y escurridizo no se deja entender tan fácilmente como pudiera parecer en un principio. Es necesario advertir a la mente racional de lo inédito y audaz de este hallazgo de la conciencia humana.
En los textos de la tradición zen, tanto los antiguos, así como los comentarios por maestros más recientes, son pocos los que hacen referencia a hishiryo, tal vez porque, tal como dejó escrito el maestro Sosan en el texto más antiguo del zen (entonces c’han o su transliteración anterior en chino) dentro del recientemente citado Shin Jin Mei, en el poema 58:
“Respecto a hishiryo
Es muy difícil hacer consideraciones”.
Para hacerse una idea aproximada y concisa es muy ilustrativa y didáctica
la explicación sobre el concepto que el primer patriarca Soto Zen en Europa, Taisen Deshimaru, daba al respecto en el glosario del libro La Voz del Valle:
“La conciencia hishiryo constituye la esencia secreta del Zen. No obstante, al igual que el satori, hishiryo no puede ser objeto del pensamiento. Hishiryo equivale a pensar sin pensar, a no pensar en el pensamiento. Trascender el pensamiento. El pensamiento absoluto. Pensar sin pensamientos. Pensar desde el fondo del no-pensamiento. Pensar sin pensar, oír sin oír, oler sin oler, observar sin observar, etc. Interrumpir el proceso mental que tiene lugar en el cerebro frontal (por oposición al cerebro central o cerebro primitivo) y pensar con el cuerpo, en lugar de con esa parte del cerebro. La interrupción de nuestra consciencia personal, abriendo lugar para la consciencia cósmica. Estar en completa unidad con el orden cósmico”.
(T. Deshimaru: La Voz del Valle. Ediciones Paidós Orientalia (1985). ISBN 84-7509-346-9)
En el libro La Práctica de la Concentración, el maestro zen Taisen Deshimaru, dentro del apartado titulado Condiciones de la Concentración y la Observación nos habla del arte de entrar en hishiryo y su dificultad o enigma:
“Una vez que uno se ha ubicado en el dojo, se ha sentado correctamente en postura y regulado la respiración a un ritmo justo y profundo, no significa sin embargo que la conciencia, sobre todo en los principiantes, se encuentre de inmediato sumergida en la calma.
Durante los primeros minutos de zazen el cerebro se parece a una ventana abierta por la que sopla una fuerte corriente de aire: surgen sin cesar pensamientos. Después, con la prolongación de la práctica, la oleada de pensamientos disminuye, y por último se detiene. Cuando el viento deja de soplar, la habitación retorna a la calma; el cerebro se convierte en un lugar tranquilo. La extinción de pensamientos da lugar al estado de concentración, samatha en sánscrito, shi en chino-japonés. El kanji shi significa literalmente cesar, detener, y por esto entendemos: la concentración del espíritu que lleva a la calma.
Sin embargo, esta condición del espíritu no define por sí misma el verdadero zazen. La simple cesación del pensamiento, en efecto, no constituye más que un aspecto de la verdadera condición de zazen y conduce a un estado de somnolencia llamado kontin. El espíritu no puede mantener el estado de vigilia, que requiere una cierta tensión de la conciencia y necesita actividad. Es por lo que Dogen dijo: “Hay que pensar desde el fondo del no-pensamiento.”
Esta vigilancia activa es la observación, kan, el segundo componente de la condición zazen. Shi y kan asociados dan la actitud correcta del espíritu durante zazen. Producidos simultáneamente, son la expresión más elevada, ideal y absoluta de la conciencia llamada hishiryo, pensamiento absoluto, más allá del pensamiento.
Pero durante los primeros tiempos de zazen, antes de acceder a esta condición perfecta de la conciencia, el estado de concentración y de observación se suceden alternativamente.
La concentración sola, como se ha visto, conduce a un estado de oscurecimiento de la conciencia, como la vela que se consume lentamente y después se apaga.
Para no caer totalmente en la somnolencia, se debe comenzar a practicar la observación; ésta constituye el despertar de la conciencia desde el subconsciente. Los pensamientos son encauzados hasta la conciencia y observados por ella. Cuando el pensamiento surge y después desaparece inmediatamente, la observación que resulta de ello es llamada vicara en sánscrito. Se trata de una “observación relámpago”, instantánea. Cuando el pensamiento se estanca, la observación se prolonga igualmente. Esta es llamada vitarka.
Una persistencia demasiado larga del estado de observación conduce a la conciencia sanran, conciencia agitada y dispersa. El viento de los pensamientos sopla de nuevo violentamente y perturba la luminosidad estable y suave que emanaba de la llama. En este momento, hay que abandonar todos los pensamientos y conducir el espíritu al estado de concentración.
De esta manera se forma el ciclo de la concentración y de la observación.
Se puede decir como conclusión que es muy difícil crear y mantener el estado de conciencia justo. La prolongación del estado de concentración conduce al estado de kontin. La prolongación del estado de observación a sanran. ¿Cómo resolver este dilema? Es un gran koan. Dogen responde con hishiryo, la conciencia más allá del pensamiento.”
Si volvemos al texto del maestro Deshimaru respecto a la práctica de la concentración tenemos que más adelante dice:
“El kanji jo, que corresponde al término sánscrito samadhi, designa el estado que es estable, fijo, inmóvil y pacífico. El kanji e define la sabiduría, que nace de la comprensión íntima, profunda e inmediata del Todo. En esto difiere totalmente de la epistemología, y por lo tanto limitada al razonamiento. A esta última se la llama ninshiki-eki en japonés.
Si, durante zazen, podéis entrar en samadhi por medio del no-pensamiento absoluto, no significa sin embargo que la sabiduría se manifestará simultáneamente.
En este caso, a pesar de que el samadhi sea inmovilización serena del espíritu, es solamente inmovilización en la ignorancia desprovista de sabiduría profunda. Aún es necesario que se cree la sabiduría e. Si ésta nace del conocimiento surgido de la simple observación, permanecerá estrecha y restringida a las conjeturas extraídas de los datos de esta observación. Por lo tanto, es necesario que e aparezca, siempre por medio de la atención, en el estado de samadhi en el que la conciencia no está absorbida por los datos discriminatorios, sino que está concentrada en la totalidad, en la unión con el todo. En este caso, la observación percibe de manera global y la sabiduría se vuelve omnisciente, universal e infinita.
Inversamente, si durante zazen accedéis a la sabiduría profunda, a través del estado de observación nacido del pensamiento absoluto, no significa que hayáis accedido simultáneamente al perfecto estado apacible del samadhi, se dispersa en las múltiples direcciones en las que se agita vuestra conciencia. La sabiduría e que es capaz de observar ku (la vacuidad) y muso (el no aspecto) pero que no está investida de la serenidad del samadhi, es una sabiduría falsa que conduce a la locura. Por eso, para que aparezca el estado justo de zazen, la sabiduría debe establecerse en la conciencia al mismo tiempo que la condición del samadhi.
Vemos aún que concentración y observación son dos actitudes fundamentales complementarias, cuya unión conduce a la auténtica sabiduría profunda en la quietud del samadhi. En esta condición armoniosa del espíritu, todas las formas de bonnos pueden ser cortadas y se puede llegar a realizar el ideal espiritual final.”
(Taisen Deshimaru: La Práctica de la concentración. Editorial Teorema, S. A. (1982). ISBN 84-85958-15-2)
En el poema 36 de la obra SHIN JIN MEI del antiguo maestro Kanchi Sosan reza:
Ken hen se opone a la verdad,
Kontin se escapa de ella.
En su comentario a dichos versos el maestro Deshimaru explica que
en el zen se distinguen tradicionalmente seis condiciones de la conciencia:
Los estados 1 y 2 son ken hen (sanran), los 5 y 6 son kontin, mientras que 3 y 4 son del
dominio de hishiryo, y corresponde a la actitud justa. Esta es concentración sobre la postura: mentón recogido, nuca y columna vertebral estiradas, espíritu depositado sobre el cuenco de la mano izquierda; el cuerpo se vuelve fresco, y el ser encuentra su condición normal".
T. Deshimaru (Comentarios sobre): Poema de la Fe en el Espíritu. Sin Jin Mei. Miraguano Ediciones (1988). ISBN 84-7813-004-7
ETIMOLOGÍA DEL VOCABLO HISHIRYO
Ya hemos hablado antes de los conceptos zen de Shiryo (思量), Fushiryo (不思量) y Hishiryo (非思量).
Palabras japonesas que podrían traducirse como pensar, no pensar y la última, más complicada se suele traducir de diversas maneras, pero predomina “Sin-pensar” o “más allá del pensar”.
Vamos a ver, como siempre, que nos cuentan los ideogramas originales.
思 es, ciertamente pensar. Curiosamente se compone de los radicales de cerebro y corazón
量 significa “medir” auque aquí complementa al verbo principal y el resultado debería ser algo así como “ponderar” o “reflexionar”
不 es simplemente la negación, es “no”. Niega el verbo posterior.
非 niega también el verbo posterior, pero sutilmente significa “carecer de”, “no tener” o la particula “in” del castellano (por ejemplo de consistente pasaríamos a inconsistente).
Así pues, tenemos que:
No tengo claro que ni dentro del zen se asigne a esta última palabra siempre el mismo significado, pero vayamos a la fuente del término Hishiryo, que tradicionalmente es la anécdota del maestro zen Yaoshan (藥山惟儼)
La anécdota es:
El maestro Yaoshan estaba sentado en meditación cuando un monje le preguntó ¿en qué estás reflexionando (思量) mientras estás sentado tan firmemente?
Yaoshan dijo, “Reflexiono (思量) no reflexionando (不思量)
El monje replicó, ¿Y cómo reflexionas no reflexionando?
Yaoshan concluyó “Sin reflexionar” (非思量)
CITAS ALUSIVAS A HISHIRYO RECOGIDAS DE LOS TEXTOS DE LA TRADICIÓN
1. La instrucción de “No Pensar” en el Shōbōgenzō
“只管打坐。放下萬縁。不思量。”
“Sólo sentarse en zazen. Abandonar todas las ataduras. No pensar.”
Comentario:
Este pasaje, atribuido a Dōgen y vinculado al diálogo con el maestro chino Tiantong Rujing, es frecuentemente citado en la tradición zen. Aquí, Dōgen subraya que la práctica del zazen no es un mero ejercicio intelectual para reprimir o suprimir los pensamientos, sino la apertura hacia el estado de hishiryō. El mandato de “no pensar” se entiende como una invitación a dejar caer todas las conceptualizaciones, permitiendo que la mente se asiente en su estado natural, en el que surge sin la interferencia del ego. Este estado se diferencia del simple “no pensar” (como negación activa de pensamientos) y representa una actividad mental en la que el pensamiento se manifiesta sin ser sujeto a mediciones o juicios, evidenciando la no-dualidad inherente a la práctica (Dōgen, Shōbōgenzō).
2. La paradoja de la acción sin la acción
“Cuando simplemente te sientas, el zazen se da por sí mismo, sin forzar la mente a pensar ni a no pensar.”
Comentario:
Esta reflexión, extraída de la práctica y las enseñanzas transmitidas en el Fukan Zazengi, invita a dejar de lado cualquier intención deliberada de alcanzar un estado de silencio mental. En lugar de intentar controlar o “vaciar” la mente, se anima al practicante a que se rinda a la totalidad del momento presente. La acción misma de sentarse en zazen se convierte en la manifestación de hishiryō: sin buscar, sin esperar, simplemente siendo. Esto resuena con la idea de que la verdadera realización surge en el acto de la completa entrega al “ahora”, sin la intervención de pensamientos calculadores (Dōgen, Fukan Zazengi).
3. La metáfora del espejo y la luna
“La mente en hishiryō es como un espejo sin polvo, que refleja la luna sin distorsión.”
Comentario:
Esta metáfora, utilizada por algunos maestros zen contemporáneos y recogida en interpretaciones modernas como las de Taigen Dan Leighton, destaca la pureza y naturalidad de la mente cuando se libera del ensuciamiento de las conceptualizaciones. El espejo representa la mente en su estado originario, y la luna, la verdad o la realidad tal como es. Cuando el espejo (la mente) se mantiene inalterado por pensamientos, reflejará la verdadera naturaleza de la existencia sin interferencia. La imagen es poderosa porque ilustra cómo hishiryō no se trata de abandonar la experiencia, sino de permitir que ésta se revele sin la contaminante mano del pensamiento discriminativo (Leighton, Taigen Dan. Zen Questions).
4. La experiencia en la vida cotidiana
“Cada acción, desde caminar hasta cocinar, se transforma cuando se realiza en un estado de hishiryō.”
Comentario:
En líneas con las enseñanzas de maestros como Suzuki Shunryu, se enfatiza que el despertar o la realización no ocurre únicamente en la postura formal de zazen, sino que impregna cada aspecto de la existencia. Este pasaje invita al practicante a llevar la esencia del zazen—la libertad del pensamiento condicionante—a cada actividad del día a día, convirtiendo cada acto en una expresión auténtica de la mente sin interferencias. Es una llamada a vivir con naturalidad y plenitud, permitiendo que la sabiduría del momento se exprese sin artificios (Suzuki, Shunryu. Zen Mind, Beginner’s Mind).
5. El reencuentro con la realidad
“No hay dualidad en hishiryō: no es un estado que se oponga al pensar, sino un retorno a la naturaleza esencial del ser.”
Comentario:
Esta cita profundiza en la comprensión de que hishiryō no es una negación total de la actividad mental, sino una transformación de su función. Se trata de despojar al pensamiento de sus condiciones habituales de dualismo —la separación entre sujeto y objeto— para permitir una experiencia directa de la realidad. El pensamiento, en su forma habitual, fragmenta y categoriza la vida, mientras que en el estado de hishiryō se experimenta la unidad y la totalidad. Esta comprensión es fundamental para alcanzar una práctica zen integrada, donde cada experiencia se vive en su totalidad sin la división del “yo” y el “otro” (Okumura, Shohaku. Realizing Genjokoan).
Conclusión
Las citas comentadas presentadas anteriormente enfatizan que el concepto de hishiryō es, en esencia, la vivencia de una mente que va más allá del pensamiento dicotómico. No se trata de silenciar la mente, sino de permitir que ésta se desarrolle sin las ataduras del análisis y la conceptualización, ofreciendo una experiencia directa de la realidad tal cual es. Esta enseñanza invita tanto a la práctica formal del zazen como a la transformación de la vida cotidiana, convirtiendo cada acto en una oportunidad para el despertar.
Bibliografía de las citas:
Dōgen Zenji. Shōbōgenzō. Ed. Gudo Nishijima y Chodo Cross. (Esenciales para comprender el concepto en sus raíces tradicionales).
Dōgen Zenji. Fukan Zazengi. (Guía práctica para la meditación y la superación del pensar conceptual).
Keizan Jōkin. Zazen Yōjinki.
Platform Sutra of the Sixth Patriarch (Sutra del sexto patriarca Huineng).
Shūmon kattōshū (Colección de kōans recopilada por Dōgen).
SÍMIL PSICOSOMÁTICO E HISHIRYO
El cuerpo-mente es como un instrumento musical. Si las cuerdas están demasiado flojas el instrumento no suena. Si las cuerdas están demasiado tensas suenan muy poco y pueden partirse. Para que suene la guitarra la cuerda debe de estar sometida a una tensión balanceada y apropiada que es lo que se llama estar afinada o templada.
Esta tesitura corporal va íntimamente conectada con la mente. Para que “suene” hishiryo, ni debe haber escasez de pensamientos (fushiryo) que nos llevaría al letargo o somnolencia ni de exceso de los mismos (shiryo), porque nos arrastrarían hacia distracción o “rumiación” mental y crispación. Cuando conseguimos el equilibrio mental de atención pasiva, entramos en la absorción mental (dhyana, zen) en la que emerge la condición hishiryo de la consciencia.
HISHIRYO: MÁS ALLÁ DEL PENSAR EN LA PRÁCTICA Y FILOSOFÍA ZEN SOTO
El presente texto explora el concepto de hishiryō (非思量) en la tradición del budismo Zen Sōtō, destacando su centralidad en la obra y práctica de Eihei Dōgen (1200–1253). A partir del análisis filológico, doctrinal y experiencial, se plantea que hishiryō no representa una negación del pensamiento, sino una forma de conciencia no dual que trasciende tanto el pensar discursivo (shiryō) como su negación (fushiryō). Se examinan sus implicaciones para la práctica del zazen y su proyección en la vida cotidiana, contextualizando el concepto en las fuentes primarias y la interpretación de diversos estudiosos contemporáneos.
1. Introducción
En el corazón de la práctica del Zen Sōtō se encuentra el estado mental designado por Eihei Dōgen como hishiryō, generalmente traducido como “más allá del pensar”. Este término aparece en algunos de los textos más significativos del maestro japonés, como el Fukan Zazengi, el Zazenshin y el Bendōwa, donde se establece como el modo de conciencia propio del zazen—una forma de contemplación sentada que no se basa en técnicas de concentración o visualización, sino en la pura presencia sin apropiación mental.
2. Etimología y significado doctrinal
El término hishiryō se compone de tres caracteres: 非 (hi, negación), 思 (shi, pensar), y 量 (ryō, medir, calcular). Su significado literal es “no calcular (mentalmente)”, aunque su sentido filosófico excede esta simple traducción. En la enseñanza de Dōgen, hishiryō designa una forma de mente que no cae ni en el análisis racional (shiryō) ni en la supresión de pensamiento (fushiryō), sino que manifiesta la no-dualidad radical propia de la experiencia budista del despertar.
En el Zazenshin, Dōgen cita a su maestro Tiantong Rujing:
“No pensar. ¿Cómo se puede no pensar? Más allá del pensar. Esto es la esencia del zazen.”
Este fragmento plantea una paradoja solo resoluble en la práctica directa: el practicante no se limita a evitar pensamientos, sino que habita un estado en el que la mente no se apropia de ellos ni los suprime.
3. Hishiryō frente a shiryō y fushiryō
Dōgen formula una tríada para describir los modos posibles de actividad mental:
Shiryō (思量): pensar discursivo, basado en la discriminación sujeto-objeto.
Fushiryō (不思量): “no pensar”, entendido como inhibición o supresión de la actividad mental.
Hishiryō (非思量): más allá del pensar, una actividad mental no conceptual, no discriminativa.
Este “más allá” no representa una eliminación del pensamiento, sino una transformación cualitativa de la conciencia. Hee-Jin Kim sugiere que hishiryō constituye un “modo de operar no dual que permite la emergencia del pensar sin la apropiación del ego”.
4. Zazen como manifestación de hishiryō
En el Fukan Zazengi, Dōgen prescribe simplemente “sentarse en zazen, abandonar toda relación con los fenómenos y dejar caer el cuerpo y la mente”. Esta es la vía de entrada a hishiryō. No se trata de un esfuerzo voluntario por “alcanzar” un estado especial, sino de una rendición absoluta al instante presente. En palabras de Shohaku Okumura, “cuando dejamos de intentar controlar o manipular la mente, surge la mente de hishiryō, una mente sin pensamiento egoico”⁴.
Esta no es una mente vacía, sino abierta: capaz de incluir todos los fenómenos sin aferrarse a ninguno. La imagen del “espejo claro” o de “la luna reflejada en el agua” ha sido empleada con frecuencia para ilustrar esta disposición: la mente refleja todo sin retener nada.
5. Implicaciones existenciales y cotidianas
Aunque hishiryō se manifiesta de forma privilegiada en el zazen, su influencia se extiende a toda la vida cotidiana. El maestro Shunryu Suzuki afirma que “cuando haces algo sin esperar nada, en ese momento surge la verdadera práctica”. Cocinar, limpiar, caminar, escuchar: toda acción puede convertirse en manifestación de hishiryō si se realiza sin apego, sin intención de ganancia, sin juicio.
La experiencia de hishiryō transforma la relación con el tiempo, el cuerpo y el mundo. Tal como indica Dōgen en su doctrina de uji (ser-tiempo), cada instante se vuelve completo, autónomo, suficiente. Ya no hay fragmentación ni persecución de objetivos, sino plenitud en la simple presencia.
6. Conclusión
El concepto de hishiryō constituye una de las más profundas expresiones de la mente no dual en la tradición Zen. Lejos de oponerse al pensamiento, lo trasciende sin negarlo, inaugurando un modo de conciencia en el que el mundo se manifiesta sin mediación conceptual. Dōgen nos invita a realizar este estado no a través de un esfuerzo deliberado, sino sentándonos sin expectativas, dejando que la mente revele su naturaleza originaria. En esta práctica, se encarna una sabiduría que no se piensa, sino que se vive.
Bibliografía
Dōgen, Eihei. Shōbōgenzō. Ed. Gudo Nishijima y Chodo Cross. Berkeley: Numata Center, 2007.
Kim, Hee-Jin. Dōgen on Meditation and Thinking: A Reflection on His View of Zen. SUNY Press, 2007.
Dōgen, Eihei. Fukan Zazengi, en Eihei Dōgen: Mystical Realist. Tr. Hee-Jin Kim. Wisdom Publications, 2004.
Okumura, Shohaku. Realizing Genjokoan: The Key to Dōgen’s Shōbōgenzō. Somerville: Wisdom Publications, 2010.
Suzuki, Shunryu. Zen Mind, Beginner’s Mind. New York: Weatherhill, 1970.
Leighton, Taigen Dan. Zen Questions: Zazen, Dōgen, and the Spirit of Creative Inquiry. Boston: Wisdom Publications, 2011.
Heine, Steven. Dōgen and the Kōan Tradition: A Tale of Two Shōbōgenzō Texts. SUNY Press, 1994.
Cleary, Thomas. The Essence of Zen: The Teachings of Zen Master Dōgen. Boston: Shambhala, 2001.
Eihei Dogen, el mayor sabio, intelectual y místico japonés nos desveló el misterio en su característico código o lenguaje postverbal: “pensar desde el fondo del no-pensamiento”. Pero ¿qué significa pensar desde el fondo del no pensamiento? Contestar a esta pregunta a sido el motivo del extenso y largo trabajo de investigación al que se ha dedicado durante una década el autor de este sitio web, abordándolo desde las distintas aristas y disciplinas que se ven concernidas.
Si está interesado en conocer y comprender más sobre hishiryo, desde una interpretación contemporánea, sirviéndonos del desarrollo del conocimiento y de la ciencia actual, diríjase al apartado con el epígrafe “LA INVESTIGACIÓN”, situado en la caja contigua.
LISTADO DE LIBROS QUE EN MAYOR O MENOR MEDIDA ABORDAN EL CONCEPTO HISHIRYO:
Alan Watts: "El camino del Zen" Editorial: Edhasa
Dokushô Villalba: La Doma del Buey: Las Diez Etapas del Despertar. Kakuan Shien. Traducción y comentarios de D.V.. Miraguano Ed.
Dokushô Villalba: Shobogenzo. La preciosa visión del dharma verdadero. Editorial Kairós, S. A. (2 Vol.)
Dokushô Villalba: Zen en la plaza del mercado. Miraguano Ediciones
Marcos Juan Fricke: "Hishiryō: Una interpretación actualizada de la condición del estado de consciencia zen según los cánones Sōtō"
Editorial: Universo de Letras
Pedro Piquero y Gudo Wafu Nishijima: "Shōbōgenzō: El Tesoro del Ojo del Verdadero Dharma". Editorial Sirio (4 volúmenes)
Philip Kapleau: "Los tres pilares del Zen" Gaia Ediciones
Shunryu Suzuki: “Mente zen, mente de principiante”. Gaia Ediciones
Taisen Deshimaru: El canto del inmediato satori. Shodoka. Editorial Visión
T. Deshimaru: El sutra de la gran compasión. Kannon gyo. Miraguano Ediciones
T. Deshimaru: El sutra de la gran sabiduría. Maha prajna paramita hridaya sutra. Miraguano Ediciones
T. Deshimaru: La voz del valle. Ediciones Paidós Orientalia
T. Deshimaru: Poema de la fe en el espíritu. Sin jin mei. Miraguano Ediciones
T. Deshimaru: La práctica de la concentración. Editorial Teorema, S. A.
T. Deshimaru: "La práctica del Zen"
T. Deshimaru: "Zen y las artes marciales”. Editorial Ahimsa
T. Deshimaru y Paul Chauchard: Zen y cerebro (1994). Editorial Kairós
T. Deshimaru y Y. Ikemi: Zen y autocontrol. Editorial Kairós S. A
SITIOS WEB PARA DESCARGAR LIBROS GRATUITOS EN PDF:
ZEN DOGEN
https://zendogen.es/textos-zen-pdf/Eihei-Dōgen-Shōbōgenzō-Zazenshin.pdf
BUDISMO LIBRE
https://budismolibre.org/docs/libros_budistas/Dogen_Budismo_zen_japones.pdf
HUELLAS ZEN
https://huellaszen.blogspot.com/p/textos-en-pdf.html
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